El proyecto de crear en el Centro un órgano que alentase la buena convivencia nació con todas las bendiciones, pero con escasos medios. Los titubeos iniciales resultaron inevitables: escasos recursos humanos, dudas en el trazado del camino, inseguridad en la forma de articular y coordinar el intento, cierto escepticismo en su eficacia… pero la constancia y el tesón en el empeño han dado por fin resultados satisfactorios ya que hoy contamos con un grupo de profesores y alumnos que sobrepasa la cuarentena implicados en resolver los posibles conflictos por la vía del diálogo.
Una vez más se comprueba que de una voz surge otra voz, se comprueba que muchas voces unidas forman un coro que hoy se suma a la pretensión de crear en nuestro Centro un clima benigno para la buena convivencia. Porque hay tendidas muchas manos para que nadie se sienta extranjero ni marginado, para que a nadie se le niegue la posibilidad de compartir su voz sin repliegues. Este es el objetivo que la Comisión de Convivencia pretende. A esta llamada han acudido en tropel nuestros alumnos y alumnas, con ellos y ellas compartimos el gozo de saber que merece la pena luchar por los valores en los que creemos y por los sueños que compartimos.
Los conflictos reducen y eliminan sus aristas cuando se abre un espacio de diálogo, cuando intercambiamos posturas y nos posicionamos en el lugar del otro, cuando dejamos que la palabra desenmascare los malentendidos y las interpretaciones torticeras. ¡Qué bien lo habéis entendido! GRACIAS.